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mi Blog

Este es el espacio donde puedo compartir con ustedes todas aquellas palabras que no se encuentran en mis libros… escritos que surgen en momentos de inspiración y emergen de los más profundos sentimientos.

Quiero…

Quiero el tibio sol que acaricie mi pelo enredado entre las sabanas y me invite a abrir los ojos para saberte, como siempre, cerca de mi almohada. Quiero la brisa del mar en la cara despabilando una a una todas mis mañanas, y que me traiga el murmullo de mis dos...

Al filo de la cornisa

Nunca quise ser así. Mi llegada al mundo hoy me parece un error, un mal cálculo o una distracción. Pretendía nada más que poder amar, una sonrisa tierna, alguien con quien hablar, ser simplemente la niña que quería papá. Me siento tan sola, aquí, abrazando nada más...

Apostando al corazón

             Con la luz del sol asomando en sus pupilas, y la brisa fresca acariciándole la piel, salió decidida a buscarlo. No tenía en su mente ni una pequeña duda que nublara su cielo repleto de certezas. ¡Era él!, ahora lo sabía, y estaba dispuesta a todo....

Te busco ahí…

Te busco ahí, en el intrincado punto donde la realidad se mezcla con el recuerdo, donde perdí el rumbo de los pensamientos, donde lo oscuro se enceguece con tu luz.   Te busco ahí, en las páginas que leo, donde el silencio choca con tu risa, donde el aire refleja...

El Caudal

Ríos de soledades vuelcan en mí su cauce tempestuoso revolviendo las orillas de mis ansias, aguas profundas de males traicioneros arraigan más al suelo las rocas de mi esencia.   Sedimentos como dagas arrastra la corriente cuando pasa, pule, forja y lava, calma...

La muerte del muerto

¿Me escucharás desde las sombras desdibujadas de la noche? ​¿Podrás sentir mi presencia vaga cada vez que por tu mente se atraviesa mi nombre? ​¿Esas lágrimas que van volviéndose cada vez más esporádicas, son salados sellos que vaticinan el olvido? ​¿Está tu alma...

Tu voz…

Hoy escuché tu voz entre la ausencia del silencio. El eco de mi nombre repiqueteó en las paredes solitarias de mi alma y la angustia de no encontrarte se clavó como una daga punzante en el centro de mi pecho. Si tan sólo mis manos fueran capaces de sujetarte y traerte...

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