por Daniela Sanguinetti | Mar 9, 2016
Hoy escuché tu voz entre la ausencia del silencio. El eco de mi nombre repiqueteó en las paredes solitarias de mi alma y la angustia de no encontrarte se clavó como una daga punzante en el centro de mi pecho. Si tan sólo mis manos fueran capaces de sujetarte y traerte...